Buscad “Libros para fomentar la creatividad” en Google. En apenas unos segundos os habrán aparecido millones de resultados.
Ahora mirad esos resultados. Basta con que les echéis un vistazo.
Un porcentaje considerable de los artículos que nos devuelve la búsqueda tiene a los niños como público objetivo.
El resto, nada desdeñable, se enfoca en el desarrollo del éxito en el trabajo, lo que es coherente con una sociedad en la que lo que prima es la productividad (incremento de las capacidades creativas del empleado = empresario contento).
A mí, hoy, me interesa el bienestar de los adultos en su vida cotidiana.
La creatividad es una capacidad innata del, y al, ser humano. Quizás la arrinconamos según crecemos, pero sigue ahí y es vital. Poner de nuestra parte para devolverle el papel protagonista que merece y permitirnos gozar de una vida plena me parece, cuando menos, un plausible objetivo.
Además, el desarrollo de la creatividad auténtica, desinhibida y espontánea, carente de juicios racionales, nos ayuda a romper con el perfeccionismo y el daño que nos genera en niveles altos.
Trabajar la creatividad, por suerte, no tiene porqué suponer un esfuerzo. Quizás debamos eliminar prejuicios, romper esquemas…, pero poco más.
Os propongo algunos libros, distintos, divertidos, singulares… A mí me gustan mucho para explorar nuestro lado creativo y, a la par, abandonar la búsqueda de «lo perfecto» (que no existe).
Todos me parecen buenos y recomendables, por lo que no me atrevo a colocarlos por orden de preferencia (os pido disculpas). Pero os aseguro que, siguiendo vuestro propio criterio, es difícil que no os satisfagan.