La siguiente carta es inventada, pero refleja, os aseguro que sin exageración, los niveles de supeditación y autohumillación a los que se ven sometidas las personas con dependencia emocional.
En sus relaciones, priorizan las necesidades de sus parejas y renuncian a satisfacer las suyas propias, manifestando una autoestima casi nula.
Y su necesidad de afecto es tal, que luchan por obtener cualquier tipo de atención, aunque poco tenga que ver con el cariño del que tan carentes se encuentran.
Leedla y reflexionad:
«Hace cincuenta y una horas que te fuiste de casa, ya casi cincuenta y dos. No puedo olvidar tu enfado, ni cómo volvías a decirme que no soy más que una loca. Me siento culpable, tremendamente culpable.
No hace falta que te diga que lloro constantemente, ni que me resulta imposible comer o conciliar el sueño. Estoy destrozada. El móvil es el único compañero que acepto, por si me llamas o escribes, aunque sé que no lo harás.
Terminaré dando yo el paso para contactar contigo, insistiendo y atosigándote. Volveré a recibir tus despechos, pero seguiré intentando que me respondas, aún con desaires. Me arrastraré y humillaré para que vuelvas, como he hecho las otras veces.
Entiendo que salgas con tus amigos y que para ti sean lo más importante; acepto que no me digas lo que haces, ni cuándo ni con quién, porque es tu vida y tienes derecho a tu privacidad; no te volveré a recordar que vivimos en mi casa, porque lo material no debe tener importancia entre nosotros; te daré sexo siempre, respetando que eres un hombre y tienes tus necesidades.
Solo quiero ser «una mujer que te merezca», no ya «la mujer que te merezca», porque has sido claro al explicarme que no te puedo tener en exclusiva.
Soy muy imperfecta, no merezco nada, pero intento cambiar para gustarte. Quiero que me vuelvas a aceptar como compañera, que me perdones por no estar a tu altura y me ayudes, al menos, a no estorbarte.
Por favor, dame una nueva oportunidad.»
Para terminar, deciros que la Dependencia Emocional se puede y se debe superar, aunque no son útiles los consejos de los allegados. La persona dependiente ya sabe que lo es, y que no debería soportar más menosprecios, y que se merece parejas con las que disfrutar en vez de sufrir…
Si alguno de nuestros seres queridos vive en estas condiciones, lo mejor que podemos hacer es invitarle a que acuda al psicólogo pues, aunque pudiera romper su insana relación, lo habitual sin ayuda profesional es que repita patrones y se encuentre en la misma situación poco tiempo despues.