Los valores personales y profesionales deberían regir la actuación del psicólogo en todo caso, incluso sin necesidad de publicaciones sobre ética y deontología.
Siempre he defendido y defenderé la misma postura: se me podrá criticar por los resultados de mi trabajo (puedo fracasar, no soy perfecto), pero nunca se me podrá reprochar falta de rectitud, honestidad, o compromiso.
«La profesión de Psicólogo/a se rige por principios comunes a toda deontología profesional:
- respeto a la persona,
- protección de los derechos humanos,
- sentido de responsabilidad,
- honestidad,
- sinceridad para con los clientes,
- prudencia en la aplicación de instrumentos y técnicas,
- competencia profesional,
- solidez de la fundamentación objetiva y científica de sus intervenciones profesionales.»
(Código Deontólogico del Psicólogo; Artículo 6º)
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