Hasta donde sé, la expresión «zona de confort» fue acuñada en 2008 por Alasdair White («From Comfort Zone to Performance Management«), y no era otra cosa que la base de una teoría tendente a maximizar el potencial productivo e innovador de los empleados de las grandes multinacionales. Buscaba incrementar los beneficios empresariales motivando al cambio, incentivando la creatividad y el talante emprendedor para conseguir y mantener posiciones de rentable liderazgo.
Su ámbito inicial de aplicación, sin embargo, se ha extendido al coaching y a la psicología, y el término se ha popularizado tanto que resulta difícil encontrar a alguien que no lo haya escuchado o utilizado.
Pero la «zona de confort» es tan solo un recurso metafórico, por lo que sería exagerado y erróneo atribuirle propiedades inherentes a un modelo explicativo del proceso de aprendizaje.
Todos transitamos habitualmente nuestras zonas de confort, aprendizaje y pánico, puesto que el cambio es una constante segura y necesaria en los seres vivos.
¿Te atreves a soñar?
Éste es el título del vídeo que, subido a YouTube en 2012, dio fama mundial a Matti Hemmi y a su empresa InKNOWation.
Matti Hemmi, al igual que Alasdair White, intenta explorar estrategias para conseguir la mejora de los resultados empresariales.
Su meta es tan válida como cualquier otra, pero a mí lo que me preocupa es el bienestar de las personas, incompatible con que su valor como individuos sea nulo y su único fin en la vida sea el de desarrollar trabajos que hagan próspera económicamente a la sociedad («Un mundo feliz», Aldous Huxley).
Lo anterior no significa que el vídeo sea malo, al contrario, merece la pena y están más que justificados los millones de visualizaciones que computa.
Comentarios sobre algunas de las explicaciones que se escuchan en la voz en off:
«… la forma de conseguir tu meta es soñar con lo que quieres, ponerle fecha de caducidad a tu sueño y luego trabajar para alcanzarlo»
La gente que se encuentra mal o sin alicientes vitales suele saber lo que no quiere, pero es fácil que deba establecer sus metas por un proceso de eliminación y reducción al absurdo («si no es lo que no quiero, quizás sea lo que quiero»). Poner fecha de caducidad a la consecución de este tipo de metas, en ocasiones inespecíficas y mudables (corregibles), puede ser contraproducente en el contexto psicológico.
«Esto podría parecer miedo a lo desconocido, pero en realidad es miedo a perder»
Es miedo a lo desconocido, no nos engañemos. Todos los animales somos neofóbicos, tememos lo nuevo, y ésta es la principal razón por la que podemos postergar, incluso evitar, nuestro caminar hacia el cambio que necesitamos.
«¿Te preguntas cómo puedes hacerlo? Cree en ti»
No es tan fácil. Creer en uno mismo es la consecuencia de percibirse ejecutando, consiguiendo, avanzando. Somos el resultado de nuestra autopercepción, no a la inversa. Y el paso realmente necesario es el de eliminar o reducir los miedos paralizantes para comenzar a caminar, poco a poco e, inevitablemente, sin autoconfianza inicial.
«Así podrás (…) buscar un qué que te motive»
¿No es suficiente motivación la de salir de donde ya no se puede estar?
Veamos el vídeo…